Sin respeto para los anti-natalistas.
El anti-natalismo en estos tiempos presenta una muy diversa caterva de entes los cuales miran tal postura con ojos mortecinos como una supuesta “gran vía” para dirigir al hombre en lo referente a su moral, ya sea que estos sean “muy listos” y se extiendan en ensayos o libros enteros al respecto de la materia o sean sujetos sin trascendencia en el pensamiento que emular los corolarios de aquellos a su forma (siendo generalmente esta el tirarse a un hedonismo fatuo, naturalmente hedonismo no epicureísmo) la cuestión para definir el anti-natalismo no es algo complejo como podría ser con el marxismo o el ateísmo puesto que literalmente su definición la presenta su propio nombre: anti-natalismo es una postura que se opone a la natalidad, y ya.
Realmente eso es todo en lo referente a su definición: lo importante con esta grey no es la definición sino el substrato con el cual se amparan para predicar tales ideas, ya que si bien como es lo mismo en el caso del feminismo o del materialismo y podríamos decir lo mismo de prácticamente cualquier ideología hay muchas variantes: las mismas se comparten al menos el mismo substrato común, razón por la cual al anarco-tecno-feminismo o al materialismo emergentista los llamamos al uno feminismo y al otro materialismo, contraria a la añagaza que muchos pensadores protervos en la infinita mala fe que plaga el pensamiento en estos tiempos quiere imponernos al respecto de que como tienen una suerte de “materialismo-meta-cognitivo-híper-post-moderno” de alguna forma eso anula el substrato materialista que presenta o de alguna forma implica una imposibilidad de ataque general por los específicos que se monta. Tal cuestión derivada del cómo se cree que funciona la realidad: se pretende que la realidad es una pirámide y que los sistemas de pensamiento de alguna forma también lo son, y derivado de ello se pretender imponer que no se puede criticar la generalidad porque lo general del sistema es lo que está hasta arriba y no de hecho como funcionan los mismos: los sistemas de pensamiento al ser comúnmente un montaje espúreo y acorchatado de la realidad toman una realidad que es el sustento de sus premisas, luego por la historia de aprendizaje de los filósofos o intelectuales que montan al sistema de pensamiento se toman una serie de asunciones no demostradas sobre la realidad que con retórica de corte sofístico se pretenden presentar como “””verdad””” cuando son meras asunciones que como les “gusta” a ellos y creen que es como funcionan las cosas: proceden a asumirlas como verdaderas, y en la medida que la realidad sea el substrato de sus categorías –así después la terminen torciendo estultamente- los sistemas de pensamiento terminan imitando esta –por decirle de alguna forma- geometría de la realidad: que no es ni lineal, ni de puntos “conectados”, ni piramidal, sino es una espira fluxal iterativa –un círculo intersecado espirante- y estos sistemas de pensamiento de ellos imitan tal geometría de la realidad puesto que la forma de la realidad no puede evadirse, ni la realidad misma puesto que de ahí obtienen el substrato para anularla, bien mentaba esto pero con referencias al utopismo Thomas Molnar, las problemáticas que suelen acusar los filósofos suelen ser malinterpretaciones –principalmente en el substrato motriz de la causa de lo que se analiza- o exageraciones de corte reduccionista de las problemáticas que están objetando como causa de todo mal, y no ayuda mucho que el pensamiento utopista siempre venga con una muy chabacana imitación del problema del Bien contra el Mal de los Cristianos que termina derivando siempre en una localización totalizante de los problemas en una cosa y la solución en otra, lo cual siempre termina en el problema de los puros y los “santos” que vienen a guiarnos a la “salvación”: su utopía, sea el comunismo, sea “España”, sea el libre mercado absoluto y su tiranía de corporaciones, etc. ¿Por qué se recalca todo esto? Porque el anti-natalismo tiene muchos substratos desde los cuales ampararse, muchas variaciones, y mucha varianza en la calidad de los argumentos que pueden presentarse: desde sus variantes más extremas como el efilismo, hasta otras un tanto más estúpidas como la variante tipo “píldora roja” que muchos miembros de MGTOW suelen utilizar bajo la argumentación que tener hijos es parte del “programa” y no teniendo hijos uno se sale de la “Matrix” porque mira el “código” que subyace a los actos del hombre (los daños que le han causado al pensamiento general de las masas esta película y este tipo de idiosincrasia es realmente un cáncer y una mina de soberbia), naturalmente que pasar por cada una de ellas sería algo propio de intelectuales –y les dejaré a ellos la tarea- ya que a ellos les encanta hacer esas “listas de supermercado” para luego dar terribles argumentos en contra de alguna de ellas pero nunca atacando al substrato común que en este caso sería el siguiente: ¿realmente deberíamos vivir? ¿Pero no se acaba de mentar que el anti-natalismo es simplemente una postura que busca que no se tengan hijos? Naturalmente: porque se pretende que la vida tiene un algo que no amerita tener hijos, pero al ello implicar que no se debe de nacer justamente porque esta vida tiene un algo que no lo amerita: ello por fuerza implica que vivir no es algo deseable, grato o directamente algo bueno, lo cual nos deja una curiosa paradoja que será abordada más abajo, ¿si tanto no les agrada la idea de vivir a esas personas entonces por qué dejan textos que deben de ser preservados en el tiempo, por qué no se suicidan en ese caso y lo más importante es que por qué si vivir es tan malo –lo que implica todo lo que implique vivir- entonces viven siempre en el mismo estilo hippie-bohemio-hedonista y consumista uno sí y el otro también? Porque da la casualidad que todo el que defiende este estilo de vida siempre vive con una espiritualidad estulta ya sea de culto al budismo o de culto al consumismo y la idea de llevarse el “american way of life” como su identidad, solo que con los elementos mucho más “bien kawai desune” que llevan los “chavos” en estos tiempos, puesto que parodiar la existencia del hombre ya no basta con solo reducirla al Joe Sixpack sino que ahora también tenemos que reducirla a una cosa que medre entre Watamote o Azumanga Daioh y luego juntar ambas para tener a nuestro querido Joe Kawai-pack: el estereotipo de al menos los siguientes 15 años antes de que todos los niños de 25 años lleguen a los cuarentas y se terminen suicidando cuando ya no puedan con la motricidad y frenetismo que demanda la vida conforme nos introyectamos con más velocidad hacia los mediados del siglo, entonces la pregunta se sostiene: ¿debemos vivir?
1. Tecno-protestantismo
Bien mentaba el Doctor Antonio Caponetto en una de sus conferencias presentes en el canal Sapientia digital que nosotros debemos dejar de pretender que no somos hijos de la modernidad puesto que no admitirnos como parte del problema era ya un problema en sí mismo ya que hemos sido criados tanto por padres inmersos en los sistemas de conducta que la parasitaria modernidad ha introducido en nosotros tanto como participado de ella a través de nefarias influencias como podría ser el entretenimiento supuestamente “inocente” que consumimos o los juegos que jugamos, o los amigos que hacemos: porque se quiera o no uno termina asumiendo el tiempo presente en el cual se encuentre ya que no todos son punteros del alba o el ocaso y no todos rechazan todo tiempo o todo el mundo: nos llega la hora lo queramos o no, luego por los falsos ídolos que montamos poniendo esperanzas y sueños en ellos, solo para que sean destruidas en la espira de vileza que el hombre monta en nombre de su maldad. Pretender que porque uno mira problemas ello implica que no sea parte del problema es como ese que piensa que porque un asesino clama que asesinar está mal de alguna manera eso hace menos ciertas sus palabras, hemos integrado de una u otra forma la modernidad y de esto ni el Magisterio se ha salvado: quizá han sido a quienes peor les ha ido con respecto al tiempo, pero no se puede olvidar que tal tiempo es tiempo del hombre y en la medida que el hombre lo moldea el hombre se manifiesta tras de él y en él ya que no faltan justamente los ofuscados por esta modernidad que claman que somos “hijos de nuestro tiempo” como si tal tiempo fuese un tiempo separado del hombre, como si los edificios los hubiera creado el tiempo y no el hombre, como si los libros que permitieron montar esos edificios los hubiera hecho el tiempo y no el hombre; esa perenne miasma de querer atribuirle a “estructuras” supuestamente naturales lo que es propio del hombre es justamente otro cenizal que se ha montado en nuestra inteligencia gracias a la modernidad: y tampoco hace necesario aclarar que “modernidad” no es una suerte de estructura del tiempo sino que al ser una batería de sistemas de pensamiento no podemos separarla del hombre también, la modernidad en solo otra forma de hacer las cosas y de ver las cosas, o mejor dicho: otra forma de romper las cosas y otra forma de ofuscar las cosas sustentando ese hacer en el vacuo verbo de soberbios: filósofos.
¿Qué nos vino a poner en la conducta la modernidad sino una profunda soberbia por un lado y por el otro pretender que “estructuras” nos vendrán a salvar, siempre que tales “estructuras” sean impulsadas por dicho vacuo verbo? La idea de que la vida es mala estriba derivativamente de la modernidad puesto que se pretende que nuestra vida es para disfrutarse, ¿cómo no va a serlo? Si ellos implican por todos lados una inversión de todo estatuto anteriormente establecido por cualquier tiempo: el hombre vive siempre en el muladar del universo, incluso en la cosmología que se trataban de montar con los modelos geocéntricos se nos miente diciendo que nos “creíamos el centro del universo” en un sentido de importancia: cuando la verdad es que tal centro del universo nos ponía literalmente en el basurero del universo… y nosotros estábamos compuestos de tal basura (en parte, naturalmente) y no fue hasta la modernidad con su utopismo, con su profunda soberbia que nos quitó de tal muladar para supuestamente otorgarnos “dignidad”, a cambio de olvidar por completo que el hombre es vil puesto que así él lo quiso, eligió y continúa manteniendo hasta el día de hoy, no era La Cristiandad sino la modernidad la que ensorberbeció al hombre en todos lados en donde debemos de encontrar el origen de tales esterquilinios puesto que al estar en el centro del sistema del mundo sabíamos que ni con el amparo de las deidades o de Dios mismo podíamos ser poco más que basura, incluso se llegaba a admitir que la tierra era más proterva que el mismo infierno y al ser engendrados en ella nosotros éramos poco más que esa misma basura, pero aún cuando nos concebíamos de tal forma al tener nuestro nexo con las deidades primero y luego con Dios con la llegada de la Cristiandad y de Jesús el hombre obtuvo un poco de dignidad con su Alma debido a su nexo con lo divino que esta presentaba: como bien mentaba el Hidalgo Michel Eyquem de Montaigne: “todos somos vulgo”. Y esto significa que todos formamos parte de la misma vileza repulsiva que componía a este mundo y compone a este mundo, pero al mismo tiempo no se podía olvidar que al ser hijos de Dios había otra cosa aparte de ser vulgo que podíamos cambiar con nuestros actos para alcanzar la Santidad y liberarnos de tal vulgaridad para trascender nuestra forma belial, no obstante cuando llegó la modernidad siendo amparada con el protestantismo, con las bestias de Lutero y Calvino cual leones rugientes tragando todo cuanto habíase logrado, derrumbaron toda la cosmogonía, ontología, gnoseología y epistemología del Cristianismo en pro de sus intereses beliales y corruptos, en su complotación haya sido esta indirecta o no con el judaísmo puesto que tales fatuos verbos que claman que Lutero era “antisemita” no pueden olvidar que no hay mayor antisemita que el judío, el judío se ampara la conspiración y la mentira en nombre de su religión para impulsar añagazas para imputar su dominio sobre todo el mundo puesto que el sionismo que está desde el comienzo del judaísmo no reconoce en esta tierra otro soberano que ellos y su deidad “Mammon”, junto con el resto de su panteón sacrificial. Sabíamos lo que éramos pero vinieron esto a decirnos que “éramos otra cosa” pero eso solo en la medida que perfilaban un hombre hecho a su imagen y semejanza el cual sometiéndose a sus dictámenes protervos los cuales encarnaban a tal hombre en una “Ciudad de Dios” en donde tal “dios” era más bien ellos eternizados cual leviatanes en el centro observando a sus mécanos obedientes, drones sin alma a su servicio y al de sus ideas que confunden en una relación 1:1 con la realidad, antropizando al mundo cual si el hombre hubiera creado el universo o directamente la realidad, en la medida que este pernicioso utopismo es el oropel que permea y justiprecia a los sistemas de pensamiento desde la modernidad, siendo estos herederos de Lutero, todos ellos, nada de esa bazofia de “de Lutero a Hitler”, es de Lutero a Kant, Descartes, Spinoza, (((Marx))), Bueno: a todos, el que ponga a su razón por encima de Dios es heredero de Lutero puesto que es desde esto y no de otra cosa desde donde encontramos las categorías kantianas o la revolución eterna de (((Marx))), siguiendo la arbitrariedad protestante que continúa la aleatorización de Dios promovida por los nominalistas, nos encontramos con la finalización de toda una era de esta especie: la era de Dios, de La Ciudad de Dios, para dar entrada a la ciudad del hombre, hecha por el hombre según el hombre, y en la medida que tal ciudad poníase bajo el substrato de un filósofo: no se podía concebir otra cosa con esa ciudad que no fuera la perfección perfecta que venía a reemplazar la inane perfección de Dios según ellos, para implantar a su hombre que no era cualquier hombre sino “EL HOMBRE” con mayúsculas tan grandes como tenían las cabezas cual mongolfieras hinchadas por su soberbia; si Dios no está entonces el orden lo tuvo que ocupar otra cosa y ellos se dispusieron a cumplir tal orden, a hacer o mejor dicho: rehacer tal orden, y en la medida que la ciudad la ponían como término, como su “non plus ultra”, tal ciudad iba a ser vista si seguíamos las vías que ellos habían trazado para nosotros, y como ellos habían rehecho todo el orden en la medida en la cual tal orden fuese seguido no iba a haber problema alguno ni hombre sometido, ni hombre sufriente porque el maniqueísmo en el cual trabaja toda ideología pone al supremo mal en unos actos y al supremo bien en los actos concordes con la prédica del filósofo, entonces mal ya no había ni sufrimiento iba a haber: puesto que el paraíso iba a ser hecho en esta tierra amparado por el filósofo, gracias a la libertad que Lutero le impuso a los librepensadores: todos íbamos a volvernos “como dioses”; siguiendo esta línea de pensamiento podemos derivar que el anti-natalismo tan rampante en este tiempo deriva de la decepción por la utopía, si bien las causas que pueden derivar en tal anti-natalismo pueden verse como muchas, me parece que es evidente que el substrato universalizable, la substancia predicamental de tal anti-natalismo deriva de la decepción de la utopía que se nos fue prometida bajo el coste de someternos a la libertad de Lutero, libertad dispersada por cualquier filósofo.
Mientras en el pasado se nos decía que esta vida implicaba una carga la cual era homóloga a la de una guerra, Job, o que nuestro destino era cargar una Cruz y negarnos en el otro y por el otro hasta la muerte, Santo Juan Crisóstomo/Jesús, que este mundo era el circo de Nerón, plaga del mal absoluto el cual hemos escogido hacer así en nombre del capricho y de nuestro culto al pecado, Santo Agustín de Hipona/Santo Tomás de Aquino/El Hidalgo Michel Eyquem de Montaigne/Della Mirandola.
"Esta criatura[el humano] sabe que está alojada aquí en la suciedad y la inmundicia del mundo, clavada y remachada en la peor y más muerta parte del universo, en el piso más bajo de la casa y más alejado del arco celestial" –El Hidalgo Michel Eyquem de Montaigne, Apología de Raimundo Sabunde.
¿Y qué nos dijeron tanto gracias a Lutero como sus posteriores apologetas? Que todo esto era una simple mentira porque como ellos veían “la verdad” entonces siguiendo su “la verdad” ya éramos el ápice del mundo, la arrogancia que era la causa de que grandes pensadores vieran este mundo como una morada que hasta a los demonios mismos espantaría por su tenebridad en un abrir y cerrar de ojos fue removida para dejar…, nada. Vacío y ecos de la miseria del hombre puesto que dicha arrogancia belial fue tomada no como un error sino como el núcleo de los hombres, esto en aras de supuestamente darle dignidad al hombre lo único que hicieron fue poner esa dignidad al servicio de su pensar y catalogar de humanos a su grey y de ganado genocidable al resto: al final del día cada segundo de este mundo es otro que les da la razón taxativa a esos grandes hombres.
La vida y el hombre eran vistas desde una óptica nefaria, no obstante siempre era esto porque el hombre así lo decidía puesto que ponía su voluntad por sobre la de Dios, y lamentablemente Dios nos dio voluntad no para hacer de ella lo que nos venga en gana sino para seguirlo, pero si nosotros la ejercemos conforme nuestra propia guía él no atentará contra ello pues es nuestro designio y él jamás atentará contra nuestra voluntad aún a sabiendas del daño que ello acarrea puesto que Dios le otorgó al hombre Inteligencia y Voluntad, un camino y el corolario de su desvío, Dios no creó autómatas, Dios no puede suspender la maldad en la tierra sin suspender el albedrío del hombre: lo cual no va a hacer. Y no hará esto porque ya se nos dijo qué iba a pasar y que interfiera contra lo que ya se sabe es hacer del hombre un zagal y es a su vez quitarle su voluntad, y en ese caso ya no habría semejanza sino mera imagen, pero para eso entonces Dios mejor se hubiera creado un espejo ya que para ver su mera imagen entonces ello le hubiese ahorrado mucho tósigo, derivado de todo esto el hombre era puesto en su lugar y el estado del mundo siempre tenía una explicación: la inacción del hombre, “siempre se puede rezar más: ser más Santo” y como el hombre prefería su cobardía el mundo era su castigo –así como es el nuestro ahora- pero vinieron los modernos y quitaron a Dios y naturalmente que con la homologación de los sistemas de pensamiento a la realidad no se podía implicar que la realidad la cual se inventaban los filósofos tuviera siquiera un ápice de maldad, como todo ideología participa del maniqueísmo natural es que pusieran en ellos todo el bien y en “el otro” todo el mal y en tanto que como todo lo que vino con la modernidad, como bien mentaba el Padre Castellani al respecto de ella, modernismo se define como: paraíso en la tierra, y en tanto que tal paraíso en la tierra iba pregonado por los filósofos y bautizado por Lutero era absolutamente inconcebible que todo cuanto se designaba en el pasado al mundo y al hombre participase siquiera como mención metafórica del mundo que estos filósofos estaban creando para todos nosotros. Siempre y cuando nos sometiéramos “””voluntariamente””” a los designios de sus delusiones: todo iba a terminar en tal paraíso en la tierra en donde “los verdaderos hombres” iban a medrar como lo dijo alguna vez el profano: “y seréis como dioses”, por lo tanto, ¿qué tiene que ver esto con el anti-natalismo? Pues muy simple: antes se veía la vida como una guerra en la cual la miseria era una constante en la cual el hombre medraba irremediablemente a la cual se condenaba por voluntad propia y en tanto que otros ejercían el mal eventualmente eso iba a hacer que todos pagasen y conforme el hombre no obrase conforme con el orden de Dios entonces todo el mundo iba a perecer lentamente bajo su tutela pusilánime, pero con la modernidad tal cuestión fue proscrita por los gerifaltes del conocimiento puesto que como su meta era hacer un paraíso en la tierra siguiendo el corolario del voluntarismo que está tanto implícito como explícito en el substrato del cual beben que sería el nominalismo la vida como guerra era puesta en “los otros” y como en el paraíso no puede haber guerra alguna (en el paraíso pánfilo de estos filósofos) puesto que tales cosas son imposibles en la utopía (si obviamos previamente que Moro concebía la suya con esclavos claro está), junto con el desasosiego, la miseria, el hambre y todo cuanto pueda catalogarse dentro del rótulo del “sufrimiento” pues se nos malacostumbró a esa idea de que el mal era nuestra culpa y que la vida era una guerra perpetua para imponernos que la vida solo era una guerra en tanto que había un “mal absoluto” es decir: todos los que no son yo, y “ser yo” en este caso es sublimarse cual masoquista bajo el oropel de las ideas de algún pirado filosofista y en tanto que haya un ápice de “los otros” entonces nunca podremos ver tal utopía puesto que mientras haya uno solo que no esté alineado con nosotros entonces eso quiere decir que todo el mal está siempre presente en todos lados a guisa de un espíritu que flota por todas partes cual miasma emponzoñando todo.
En tanto que la modernidad (o modernismo como lo llamaba el Padre Castellani) implicó un cambio absoluto en todo cuanto pudiera ser concebido en lo referente al hombre: desde la percepción en donde el hombre ya no podía ver la realidad salvo bajo los prismas de los filósofos (categorías las llaman algunos), en donde el paraíso ya no era arriba sino abajo, en donde ya no era Dios sino el barro (materia les llaman aquellos mozalbetes de Luzbel) lo que hacía al hombre, donde la vida ya no era una guerra por La Santidad sino un páramo arruinado por “los otros” que impiden el avance hacia “LA VERDAD”; vemos una constante en todo esto: una inversión de absolutamente todas las cosas ya que todo esto es motivado por ese demiurgo que pretende suplantar a Dios, y en la medida en la cual todo fue invertido y el hombre y literalmente todo cuanto pueda concebirse del mismo fue dañado por una herida que a saber si va a ser posible cerrarla, como dicen esos tipos de aquel albúm: “el auto está en llamas y no hay un conductor en él, las alcantarillas están saturadas con millares de suicidios silenciosos y un vaho oscuro sopla, el gobierno es corrupto y estamos enganchados a tantas drogas con las radios encendidas y las cortinas corridas, atrapados en las fauces de esta horrible máquina y la máquina se desangra agónica hasta su muerte, el sol se ha puesto en el alba y los carteles todos ellos acechan con miradas tenébricas, las banderas están todas ellas muertas en el tope de sus astas”.
¿hermoso no? Pues esto no describe la miseria en la cual el hombre medra, nos sumieron en una miseria la cual avalamos con nuestra cobardía e inacción, ¿qué causó todo esto? Este mundo, un mundo cruel y de dolor que nos tenemos merecido, en aras y afanes de traer una utopía hemos esculpido al infierno en ciudades que son monumentos cual escuelas de la muerte, y mientras seguimos cayendo en esta espira Dios nos dice lo que ya todos sabemos: “y merecido”, ¿cómo pues este mundo no va a ser merecido si preferimos ahogarnos en vacío y espejos negros antes que salir y hacer algo? No somos capaces de beligerar contra gente que es incapaz de hacernos algo y pretendemos que podemos hacerle frente a los grandes capitales y mafias tanto las de dinero y drogas como las de libros y papeles que empantanan este mundo y mientras lo hacen nos arrastran al infierno que no dejamos de crear en las ciudades, claro que sí: “y merecido”, y merecido, y merecido y será así hasta que se haga algo que le ponga un alto a todo, algo que detenga este mundo que es el corolario de todos los sistemas de pensamiento de los filósofos: todos gritaban por esto, todos abogaban por conflagrar al mundo puesto que todos ellos son sirvientes de Luzbel y el corolario de todos es hacer su labor demoníaca y en ella acabar con el hombre para tratar de dañar a Dios de alguna forma, y nunca saldremos de esto puesto que siempre se puede apelar de su parte a esos “los otros” en tanto que como ellos no se someten entonces la utopía no puede llegar ni venir puesto que hasta que ellos no sean exterminados la utopía no puede manifestarse, y una vez sean exterminados entonces la utopía vendrá: y con sus fauces terminará de conflagrar al mundo puesto que los filósofos cuando hablan de investigar la realidad lo que refieren realmente es a destruirla en nombre de los demonios y sobre todo de Luzbel, todos los demonios gritan al unísono “verdad” cuando están en el infierno, puesto que ello es la emulación del lamento de Luzbel: ”yo soy Dios….”.
Este utopismo implantado por la modernidad y del cual nadie escapa ni lo hará en la medida en la cual los sistemas de pensamiento sigan pretendiendo que pueden reemplazar al Cristianismo y asumen esto en la medida en la cual se inventan un hombre y una realidad en la cual introducen a tal hombre, mientras todos conocían –ya sea que esto les gustase o no- su lugar antes de que Lutero y sus futuras huestes –desde Descartes hasta (((Marx)))- vinieran a clamar que el orden del mundo estaba sujeto a “libre interpretación” que es lo mismo que dar rienda suelta al filosofismo y al libertinaje pensamental, todo estaba en su correcto sitio y estaba más que claro que la vida no era una vida buena ni agradable: ¿por qué iba a serlo? ¿Por qué debe de serlo siquiera? Si usted quiere una “vida tranquila” lo que usted quiere o es vivir bajo un soma perpetuo o la vida propia de un cobarde –que es básicamente la vida intelectual: espolear al vulgo, hacer que se maten, espolear conflictos y luego salir corriendo cuando ese mismo vulgo que espoleé vengan por todos; hablar de guerra y mandarlos a todos allí sin que yo vaya alguna vez a mancharme las manos de sangre- la vida conforme con Cristo es una vida de sacrificio y sufrimiento: naturalmente que como con todas las cosas con la modernidad esto fue otra de las tantas cosas que subvirtieron en nombre del servilismo hacia Luzbel y trabajando en sus mismas coordenadas: invertirlo todo. Puesto que todo lo anterior tenía que ser tratado o mostrado con desdén o con asco pues natural que la vida de sacrificio que demanda el Cristianismo tenía que ser atacada también y como siempre es siendo invertida en sus sistemas de pensamiento en donde Cristo y su vida eran vistas como algo nefario y cruel y entonces la vida conforme con los filósofos la cual nos presentaban siguiendo su sistema de pensamiento era la “buena” vida en la medida en la cual tal vida implicaba siempre algún tipo de disfrute que eventualmente como esta traía el paraíso en la tierra entonces iba a ser una vida en la cual el sufrimiento el cual pregona el Cristianismo en la medida en la cual su virtud nuclear fundamental –el Sacrificio- era progresivamente anulada y puesta como una forma de sufrimiento innecesaria propia de bárbaros, puesta como un mecanismo de control de masas, puesta como una forma de justificar atrocidades, puesta como algo propio de ignorantes o simple y llanamente puesta como algo que “no haré” porque nadie me puede decir qué hacer –excepto los filósofos en los cuales amparo mi libertinaje bien “librepensador” claro está- ya que los sistemas de pensamiento implican un reordenamiento del mundo desde la modernidad: estos no dejan sitio en donde no se entrometan y un sistema de pensamiento que implique el sufrimiento, la miseria, la desolación, el desasosiego en este mundo el cual es el único y por lo tanto lo máximo que debemos de tomar en cuenta simplemente no tiene cabida alguna puesto que ello implica que la utopía es imperfecta y naturalmente si se sufre no puede ser una utopía, en la utopía –como bien deja en claro Moro- solo pueden sufrir “los otros” y tal es el estándar de toda utopía: sufrimiento para “los otros”, ¿quiénes son los otros? Los que no me sigan: naturalmente.
Todo esto en nombre de supuestamente “la verdad”. Se nos prometió lo más grande que alguna vez veríamos y todo lo que obtuvimos a cambio fue una miasma de miseria y desasosiego, naturalmente que todas las decepciones e intentos por parte de la filosofía fracasaron en tratar de traer tal utopía y en estos tiempos siquiera imaginarla se considera poco menos que una ofensa, incluso en modelos utopistas como el “solar punk” tal utopía viene precedida por un genocidio: ¿o acaso se piensan ustedes que el común denominador de tales ilustraciones –que casi no haya gente en ellas o que todos parezcan vivir en villas o pueblos- está ahí porque sí? La misantropía cae a gorgoteos de yugular apuñalada de tales ilustraciones.
Entonces: ¿debemos vivir? Podemos naturalmente caer en una suerte de fantasía como la que nos montaron los existencialistas postmodernos y pretender usar la mentira y la ilusión esquizofrénica –máxima de Camus- como guía de nuestra vida o de la misma forma montarnos todos y cada uno de nosotros una mentira personalizada a nuestra imagen y semejanza –máxima de Sartre- para poder vivir, o elegir no hacerlo, pero si aceptamos que no podemos vivir en medio de la miseria estaremos olvidando el punto más importante de todo el Cristianismo: el sacrificio.
El utopismo modernista trató de rehacer algo que no necesitaba ser rehecho puesto que ya estaba terminado y operando en buena forma, pretendiendo que el mundo antiguo era pura oscuridad y pretendiendo que en un sistema de pensamiento que se homologa a la realidad podrían “salvarnos” a todos terminaron trayendo el régimen de Luzbel a este mundo en la medida que pretendían llevarnos al ápice del mundo a través de sus ideas que se iban a consagrar en un nuevo hombre y en una nueva Ciudad de Dios, y naturalmente que como todo hombre que ose desafiar a Dios: el infierno es lo único que a este mundo traerá, pero a diferencia del seguir los corolarios filosofistas de los antinatalistasy su pútrido alimento del existencialismo post-moderno, ¿y qué tal si de hecho la vida no es para disfrutarse? Porque esto es justamente el meollo del asunto: en la medida en la cual se buscaba anular el sufrimiento y traer un paraíso a la tierra desde el modernismo se pretendió que una vida en la cual se sufría no era “verdadera” vida porque se consagraba tal vida dentro de una enmarcación disidente de “la verdad” que pregonaban que era la realidad desde sus sistemas de pensamiento, es desde este momento en la historia del pensamiento humano que el sufrimiento empezó a ser visto como algo propio “del otro”, algo que tales “otros” causaban y no como algo necesario en lo referente a la vida del hombre; mientras tales “otros” estuvieran vivos no se iba a poder “vivir realmente” bajo la utopía que ellos proclamaban traer, pero esto nos hace preguntarnos algo: ¿sufrir es algo necesariamente malo? ¿Por qué tendríamos que rehuir a tal cosa? Naturalmente podría objetarse que en ese caso por qué no me pongo a sufrir perennemente, a lo cual digo que el hecho de que algo no nos guste o nos genere disgusto no por ello se implica que debamos de proscribirlo: el dolor físico como el de un golpe no le gusta a nadie, pero es gracias a tal dolor por ejemplo que uno puede enterarse que algo anda mal y resulta que tal dolor del pecho que pensaba uno que era “poca cosa” resultó ser un neuomotórax, el sufrimiento y el dolor implican una misma relación puesto que son expresiones una del cuerpo y otra del alma al respecto de que algo anda mal, uno sufre porque algo no está bien, y tal sufrir va conforme con el orden de la realidad en tanto que el mismo es causado por manifestarse un tipo de disidencia entre el hombre y su conducta.
2. Amarae morti ne tradas nos
¿Por qué, pues, pretendemos que podemos escapar del desasosiego y miseria de este mundo sino es, pues, de nuestra mano la causa de tales males? Si aquellos nos dijeron que la vida era un adalid de rosas pues esto es falso ya que ni con ellos ni con nadie la vida va a dejar de doler ya que nuestras heridas no sanarán con la voluntad o la inteligencia ya que es con la fe y con las obras con las cuales tales heridas van a poder sanar, no obstante: ¿acaso no pues el hombre siempre impone la pasión subordinando a la voluntad en lugar de correctamente dirigirla con y hacia la inteligencia la causa de todos sus pesares? ¿No pues, fuésenos dada una herramienta para poder dirigir nuestras pasiones, sentires y pesares la cual siempre elegimos dejar en el olvida dejándonos llevar cual hoja en medio del mar por tales hacia la caída de la cascada que acábanos por nuestras manos? ¿Por qué injuriamos a la vida de lo que nos corresponde? La vida no es agradable en ningún aspecto mas ello no es argumento alguno para tirarla por la borda porque como ya se dijo: tal sufrir en el dolor, tal disgusto y repulsión que tal dolor genera no está ahí porque sí sino que ello nos indica del mal paso de algo, en el caso del sufrir también puesto que el sufrimiento no es sino la variante conductual de esa expresión del dolor que en lo referente al cuerpo se padece, se sufre porque algo va mal, pero a diferencia del cuerpo que no siempre culpa nuestra es pero siempre nuestra responsabilidad: la conducta siempre es nuestra responsabilidad y nuestra culpa ya que la conducta que exhibimos es eso de lo cual más control tenemos; nosotros tenemos dos facultades formales que serían la inteligencia y la voluntad, la inteligencia para captar el orden y la voluntad para seguirlo, la voluntad cuando no está subordinada al orden se subordina a las pasiones las cuales son las tendencias motrices bajas del hombre, son lo relativo al movimiento animal del hombre y pertenecen a su estrato material derivado del movimiento conductual el cual subordina al resto de órdenes del hombre, dicho en términos un tanto más vulgares pertenecerían a las respuestas homólogas al estrato de condicionamiento respondiente derivando primordialmente de los tendenciales de supervivencia del hombre en donde cierta potencia como podría ser el alimento (que se ancla a la supervivencia) causa algo en el hombre que lo hace moverse para saciar tal fin, naturalmente que cuando mento que implican “lo bajo” del hombre no esto implica necesariamente algo malo o nefario puesto que comer es algo necesario, a lo que me refiero es que son fuerzas motrices competentes hacia el cuerpo y si bien sin cuerpo no hay nada: uno no es solo cuerpo porque ello deriva en ver al hombre como bestia y poco más en donde la divergencia entre un simio y el hombre es “de grado”, pero como aquí no tomamos argumentos sacados del Kybalión no se tomará en cuenta tan burdo insulto al hombre, estas tendencias motrices del hombre subordinarán invariablemente al hombre y tornarán su voluntad en un juego de animalización que lo corromperá su duda alguna, claro está que si bien la pasión deriva de los estratos bajos (biológicos si se quiere ver de esta forma) del hombre ello no implica que las pasiones se oponen a una “razón” hipostática ya que la pasión del hombre no escapa a la inteligencia o al razonamiento o a la intelección, si bien no se trata de hablar sobre esto en este texto se puede argumentar que la pasión implica al cuerpo pero como el alma precede a la materia y a la organización de corte biológico que tal cuerpo presenta se implica que aún en lo referente a las pasiones el hombre presenta el uso de la inteligencia, lo que sucede cuando no se usa para captar el orden en el cual tal inteligencia participa es que el hombre con su voluntad termina subordinando la misma a tales fuerzas motrices y racionaliza posteriormente a tal incitación o emisión conductual respondiente con la inteligencia, no se olvide que la inteligencia tanto capta el orden como lo crea y el hombre puede crear un orden que contraríe el orden en el cual participa llevando su movimiento a una corrupción y como es el caso del hombre: toda corrupción que derive de la inteligencia y la voluntad del hombre es no solo corrupción sino mal (nótese: que derive, que ambas sean causa primordial y que sea imputable a ambas, el hombre no tiene la voluntad de tener cáncer de piel, pero ello será castigo merecido para el que con su inteligencia y voluntad cáuseselo por fumar, estratos distintos), ahora bien: la inteligencia del hombre capta y crea la realidad, en el caso de la captación de la realidad tal inteligencia participa de otros tres elementos compositivos que serían la aprehensión, el razonamiento y el juicio, y a su vez cada uno de estos tiene su respectiva serie de sub-divisiones, no obstante estas no serán investigadas en este texto debido a que escapan de lo implicante del mismo, lo que nos debe de importar de la inteligencia es que participa de todo el orden de la realidad: decir esto puede sonar simple no obstante aquí se implica todo el orden de la realidad, el hombre no está aislado de ningún estrato de la realidad, ni ninguna de sus partes, propiedades o atributos por ello no deja de sorprender el cómo se impresionan los científicos con, por ejemplo, los campos morfogenéticos (que básicamente dice que el espacio influencia a los operadores bio-químicos) o más recientemente con el descubrimiento por parte de Roger Penrose y otro sujeto al respecto de que en el hombre participaban procesos cuánticos serios (y digo serios porque ahora está de moda clamar a la cuántica para pretender que el hombre tiene potencias que realmente no tiene) cuando es algo que se entiende con un razonamiento minimal. Bueno ya que el hombre y todas sus propiedades, su identidad formal, su naturaleza, accidentes, potencias y todo en general no está aislado de ninguna parte de la realidad hay una continuidad con todas las cosas en el hombre, todo estrato permea al hombre en tanto que el hombre participa de todo estrato de la realidad, pero tampoco puede olvidarse que esto incluye a Dios en lo relativo de ser su imagen y semejanza, la voluntad y la inteligencia del hombre, junto con todos sus estratos compositivos participan de toda la realidad y de Dios también, que por nombrarlo no quiere decir que estoy dicotomizando la realidad y Dios, sino para que no se les olvide a quien le deben todo míseros rácanos. En tanto que Dios fue el creador del orden de este universo y derivado de ello él imputó el orden presente en el mismo, el hombre al tener una continuidad con toda la realidad al participar del imputor de todo su orden, y al mismo tiempo participar de toda esa creación está bañado con la teleología que tiene presente tal ordenamiento de la realidad a la par de la potencia de creación y captación otorgada por la inteligencia que viene directo de Dios. Esto quiere decir que todo el orden del universo y de Dios están presentes en el hombre y se sintetizan en el movimiento conjunto de su Alma y su cuerpo en una unidad que sintetiza todos los estratos del universo y de la realidad misma, así pues el hombre mismo tiene una motricidad la cual obedece tal ordenamiento y la moral y la ética vienen también conjuntas con toda la realidad: la moral, la ética, la conducta, todo del hombre (aunque principalmente estamos hablando de conducta y de todas sus expresiones) está anclado al orden del mundo y absolutamente nada escapa de tal orden, aún cuando la potencia del hombre puede desafanarse de tal orden en tanto que tiene la capacitancia de Creación: no puede desatarse del orden que consagra su movimiento, en tanto que el hombre tiene con tal inteligencia capacitancia intelectiva para captar y analizar, tiene pues una herramienta, un órganon con el cual puede escrutar el orden de la realidad y utilizarlo para de esta forma establecer un jucio de sus actos y con el mismo subordinar sus pasiones hacia el orden el cual es el orden de Dios, y Dios es bien, por lo tanto su orden también.
El hombre no necesita conocimiento para guiarse porque es capaz de poder entender las cosas, naturalmente necesita guía, pero a diferencia de las infinitas mentiras promulgadas desde el pulpitum de Luzbel que es la filosofía: no se necesita de conocimiento alguno externo al hombre para entender el orden de su conducta puesto que bástale con la inteligencia basal para poder escrutar tal orden y en la medida que puede escrutarlo y entenderlo no solo porque participa del mismo sino porque directamente él es ese mismo orden puede establecer una guía que puede sin problemas prescindir de todo ese “conocimiento” que se suele rotular bajo las añagazas de la “educación” que se clama que el hombre necesita para guiarse mientras tal educación se convierte vez sí y vez también en un ejercicio de condescendencia y servilismo (acompañado de su buena dosis de lambisconería y felaciones) hacia un filósofo y en la medida que uno automatísticamente replique todo lo que el filósofo dijo entonces uno es “educado”, cosa que no sirve realmente para otra cosa que para atrofiar al hombre y mutilarlo aún más de lo que ya de por sí ya está gracias al modernismo, ¿qué nos quiere decir todo esto pues? Que realmente tal “sufrimiento” es imputable a todos los hombres y en tanto que es imputable podemos declararlos culpables y responsables sumado al hecho de que tienen merecido tal sufrimiento.
¿Cruel? No: porque así es como funciona el mundo, ¿no que mucho “así es la puta vida” o acaso solo cuando me conviene voy a clamar tal cosa? ¿Desde cuando a los inmanentistas se les debe de permitir quejarse al respecto del cómo son las cosas si su sagrada materia no les admite la participación –al menos no desde la escueta y absurda forma en la cual entienden la realidad con tal materia- y por lo tanto al igual que gente como Jesús G. Maestro solo pueden clamar para con todo: “qué más da si los impuestos son un robo: hay impuestos y hay que pagarlos, punto”? Si el hombre puede entender el orden competente a su conducta entonces no se puede simplemente clamar que el sufrimiento que padece no es algo merecido puesto que se sufre por subsumir la voluntad a las pasiones en lugar de ordenar la voluntad a la inteligencia, si permitimos una decaída de nuestra conducta y nos dejamos vencer por la miseria del mundo: merecido el sufrimiento puesto que tal viene adjunto y semejante al dolor, y como tal lo que se nos dice con eso es pues que nuestra voluntad no se está ordenando a la inteligencia sino que nos dejamos llevar en un río de lágrimas de sangre por las pasiones y ya que todos tenemos la capacitancia de entender porque no está sujeta a nada salvo nuestra voluntad de usarla para ordenarnos entonces todo sufrir se convierte en un castigo absolutamente merecido el cual el sujeto se causa a sí mismo por negar el uso de su inteligencia, ¿qué es lo que estoy tratando de decir con esto? Pues lo que trato de decir es que no es cierto como menta Albert Camus que el suicidio es provocado por otro sujeto el cual es el “culpable” del suicidio de algún otro en la medida en la cual este haya dicho algo o hecho algo que espolease a algún otro al mismo, sino que la verdad es que la conducta suicida es un castigo merecido para el sujeto en la medida en la cual no ordenó su conducta con su inteligencia y permitió que sus pasiones y los pensamientos intrusivos y destructivos fueran consumiendo lenta y perennemente su voluntad hasta llevase a sí mismo al suicidio: el suicidio es la consecuencia merecida de no usar la inteligencia y nadie excepto el sujeto que lo comete tiene la culpa y la responsabilidad del acto puesto que nadie sufre porque un espíritu se le mete a hacerlo sufrir como implican siempre los ateístas y toda la piara de beliales “científicos” que buscan mil asideros que estructuralizan para tratar de justificar en una homologación del genio maligno cartesiano la conducta de los organismos: el sujeto es el artífice de su conducta y es tanto responsable como culpable de la misma puesto que en el orden de la conducta (y nótese: el en orden de la conducta) el sujeto tiene siempre la capacitancia para ordenarla hacia su objeto, forma, y bien en última instancia. Nadie salvo el sujeto es el responsable y culpable de su conducta, no somos autómatas espermáticos como claman los materialistas ya sea que lo hagan desde el conductismo hasta el evolucionismo o la neuroesquizofrenia, nosotros elegimos y si permitimos que nos consuman: tal conflagración vendrá acompañada por lágrimas que encenderán esas llamas y todo ello no podrá ser imputado a otro salvo a nosotros.
Y claro que esto es horrible puesto que solo se puede declarar como tal si es horrible de tal forma que no sea como me dé la gana que lo sea puesto que naturalmente que para nada es horrible que nuestra vida se reduzca a ser la de una bestia “más evolucionada” donde el corolario de la misma es coaccionarlos a todos e imponerme cual señor de la guerra por sobre todos los demás, claro que no es horrible que yo no exista directamente y sea un mero amasijo de neuronas siendo movidas por el azar y la imbecilidad de alguna teoría filosofista que se cree que es ciencia. Claro que para nada es horrible que no sea sino un engrane de mi ambiente y yo no tenga potestad para absolutamente nada ni siquiera para la dignidad.
Claro que esto es horrible porque al final del día nos rebela la más cruel verdad que conoceremos: este mundo es un castigo merecido porque hemos elegido de una u otra forma hacerlo de tal forma, y lo peor de todo es que aquí no hay un malvado “sistema” o un cruento “capitalismo”, o una conspiración de “ellos” o de “aquellos”, no. Todo es nuestra culpa y como somos imputables de lo mismo entonces nos tenemos merecido este mundo, este sufrimiento, estas ganas de morir, de matar, de disolverse en una vaharada para finalmente desaparecer en el hálito de muerte de nuestro llanto y cólera, nada queda porque lo hemos conflagrado en nuestra cobardía y acedia y este vaho cenizal en donde vamos a morir no es otra cosa que la consecuencia merecida de quedarnos en el alba mirando los luceros esperando a que bajen a realizar las cosechas, todo porque los frutos tienen espinas que emponzoñan y matan; cobardía una y otra vez: miedo incluso ante la inminente muerte de la luz, pues cegarse con neones no hizo sino hacer de este mundo tal cenizal, ¿a qué culparemos ahora para que dicho cenizal ni siquiera sea algo? ¿A quiénes apuntaremos ahora si nada queda y nosotros exangües y al borde de ser llevados por el viento por la inanición de nuestra Alma no tiene fuerza ni para gritar por la desesperación? ¿A qué sistema inculparemos para luego creernos paragones por señalarlo y no creernos ni partícipes ni artífices del mismo, en el cenizal el único sistema que hay es el de la muerte, no olvidemos que ese lo hicimos nosotros? La luz se va en el cenit del alba y a las ultimas luces cuando el sol se ponga y ni la luna llegue no quedará otra cosa que conflagrarnos en la vaharada de conflagración que vendrá por nosotros, conflagraciones heladas que serán nada salvo el vaho de nuestra soberbia antaño cuando muy gustosos estábamos ante el sofá mientras la milicia moría injustamente despreciada por todos para protegernos, no hay milicia, no hay sistema, nada hay ahora, la muerte llega como último castigo puesto que para ese que no ve nada salvo rocas creyendo que ellas sustentan el mundo perder la sensibilidad es el mayor de sus castigos, nada se salva de la justicia de Dios, todo merecido, todo nuestra culpa.
3. Temerle a las últimas luces.
¿Debemos vivir en este mundo miserable? Claro: porque nadie puede escapar el castigo que se merece, nosotros hicimos y hacemos de una u otra forma este mundo ya sea porque le damos pie de paso o porque lo construimos en nombre de “la verdad” de cualquier venado que por ahí espira hacia una vaharada de miseria creyendo en sus delusiones que la testa la obtendrá cuando se ahogue en su soberbia, y muy seguros ellos creen que la testa se obtiene otra vez luego de quitársela, ¿si nuestra vida es una espira entonces qué sentido tiene? ¿En serio tengo que explicártelo? Bien: si nosotros tenemos inteligencia con la cual podemos ordenarnos a los estratos que pertenecemos para entonces participar del orden que nos trasciende de la miasma de este mundo entonces eso quiere decir que tenemos el poder para de esa forma establecer un reordenamiento de todas las cosas, si por la influencia ofuscadora de la filosofía que clamó alguna vez que era “el otro” el que proyectaba sombras en esa caverna olvidando que tales sombras eran sus ideas los hombres viven sin esperanza y con ganas de lanzarse a una espira pretendiendo que lo que les aguarda a su final es otra cosa que la oscuridad eterna entonces nuestro deber es pues siempre beligerar contra tal mal en su nombre, si el científico ve en los otros “cuerpos humanos éticamente distribuidos” nuestro deber es convertir al científico en tal cuerpo, si el filósofo clama que solo con sus gafas de soldador podemos ver el mundo nuestro deber es quitarle la lengua y cortarle los ojos, si al igual que Dios somos uno y trino al participar de su forma entonces somos Dios/Padre: Creadores; Jesús/Hijo: Redentores; Espíritu Santo: Participadores. Entonces nuestro deber es ser las tres y de esa forma levantar a las huestes afebladas por Luzbel para llevar a acto esta guerra contra sus fuerzas, debemos ser los Creadores de los caminos del sosiego, los redentores de las Almas derrumbadas, los Participantes y los Participados de la Esperanza, puesto que: ¿no acaso la carga que se nos ha sido impuesta en esta vida es homóloga a la de una guerra? ¿No es pues tal guerra una contra el mal, mismo que nos compete puesto que lo hemos hecho nosotros? ¿No es pues entonces nuestro deber hacer de este mundo una vía a los Cielos de Dios aún si ello implica nuestra muerte? Puesto que: ¿no es más hidalgo conflagrarse en un segundo por una hidalga empresa que emitirá un destello que será visto en todo el universo que vivir cual ascua mortecina siendo nada salvo calor egoísta? Si el infierno nos conflagra…, no es otra cosa que algo merecido.
Tenemos el poder puesto hechos a Su Imagen y Semejanza somos, no podremos sanarnos de un disparo: pero podemos sanar el llanto de nuestra Alma, si elegimos huir de la oscuridad que nos tormenta: ¿a quién culparemos si yo soy el que las piernas mueve? Si yo puedo ver que esta vida es tósigo entonces ello me da un arma: ¿usaré tal conocimiento para hacer de mi prójimo más miserable o acaso usaré tal para levantar su pesar? Una misión fuésenos encomendada con nuestras potencias y albedrío fuésenos dado: ¿qué será pues Hijo de Dios si no encarnarás la empresa de tu Padre? ¿Qué será hijo de Luzbel si haces de este mundo un espejo de tus males? ¿Qué será del hombre si no acepta ser Creador, Redentor y Participador? ¿Y por qué pues miras tu vida y observas nada salvo miseria sino es pues un gran gozo saber que en tus manos tienes el poder de sacarte del pozo junto con tu prójimo? ¿Por qué lloras ante la belleza de este mundo cruel si sus ríos de sangre los has hecho tú? Es natural que el orden de la conducta encompasa un orden dual del hombre: su estrato más fundamental tanto como el más inferior al tener una doble expresión puesto que sin Alma no hay conducta, habría un mero comportamiento como lo puede tener cualquier función o cualquier organismo, los males de la conducta no están sujetos a mil pastillas ni a un “cambio de ambiente” puesto que el sujeto no es un autómata, “pensando positivo” no se apaga el fuego sino que se apaga con callos en las manos y ceniza en la frente, y a veces saliendo de la carbonada sin un brazo o sin una pierna: pero en medio de las llamas habremos finalmente apagado ese bosque, todo lo que se rotula bajo el orden de lo nosológico en lo referente a la conducta deriva justamente de un mal que se padece, pero todo mal es desorden que puede corregirse con los Actos de la Fe, y no se les olvide que los Actos no se limitan a Rezar puesto que tales Actos implican el eterno “ora et labora”, y aquí vas a llorar sangre, mejor llorar sangre hasta ahogarse que ahogarse en la sangre y no llorar; tal es el regalo que Dios nos ha dado y por albedrío dependerá de nosotros dirigirlo al páramo o tirarnos de un puente, pero no espere ese que tal regalo le vaya a dar billones o que podrá cerrar un cuchillo en el corazón o un cáncer, nuestra potencia es limitada pero infinita al mismo tiempo: solo que su infinitud pertenece a la conjunción de toda su potencia y no a la limitación de solo una parte de ella, ¿y por qué pues se me condena a esto? No pues –digo yo- olvides que la condena la elegiste tú, y todo era un paraíso hasta que escogiste seguir tu propio camino, si esta vida te parece una ignominia: toma la decisión y tírate al infierno mientras saltas de los cientos y paga por negarlo una vez más: pero aquí ya no habrá una segunda oportunidad porque esta vida es nuestra segunda oportunidad: la de todos nosotros; si esta vida es una guerra es porque en eso la hemos convertido, pero si esta vida no siempre fue una guerra es porque alguna vez podríamos entonces llegar ahí otra vez, pero pues el que por esperanza luche que no espere conseguirla porque se enfrenta a millares que demandan a un hombre sin esperanza para vendérsela con las mentiras de la fe en la filosofía o con la estafa de la derrota perpetua con la filosofía.
4. El maldito regalo de vivir.
¿Cómo no va a ser esta vida un maldito regalo si tengo que soportar mirar a estafadores, charlatanes y estúpidos decir que esta vida no vale nada mientras muy cómodos en sus casas de millones, en sus cátedras opulentas y en su vida bohemia y “heterosa” me vienen a contar su bazofia que pregonan que es “mucha ciencia”? Natural que pretendiendo que el muladar desde donde se profieren tales miserias valen algo uno no pueda considerar a esta vida como algo que trascienda ser un muladar pero como es de costumbre todo pensar que atente contra el hombre es proveniente de una severa patología desde donde obtiene su substrato, en estos tiempos pocos sujetos tan enfermos de la cabeza están como esos que componen ese burdel, ese congal que se suele rotular como “academia”, este tipo de gente como ocurre con los filósofos modernistas al vivir todos ellos en posturas extremadamente privilegiadas, con sueldos que superarían en un mes lo que en un año una calle entera podrían ganar y con lujos que para nosotros los mortales serían directamente de ciencia ficción, el problema con ellos es que pueden darse el lujo de pensar estupideces sin que tengan que hacerse responsables de las mismas porque tienen recursos muy bastos como para no tener que sufrir las consecuencias de las mismas de forma directa, este tipo de prédica que irónicamente entre más cerca uno del marxismo tanto más uno las mira en acto fueron rotuladas por lo que podría catalogarse como el “sociólogo” Robert Henderson con el término “luxury beliefs” cuya traducción dada por Agustín Laje “creencias de lujo” realmente me parece terrible por lo que procederé a llamarlas “creencias de estatus”, pues este tipo de creencias son propias de bohemios ignorantes que creen que su “Factory living” americana constituye de alguna forma un tipo de rasero racional con el cual se pueden medir la vida del resto de personas ya que como ejercen ya sea como prostitutas de filósofos –llamados intelectuales también- o como filósofos y ya que ambos uno por la lambisconería que hace de los filósofos y otros inventándose desde los raseros más arbitrarios la realidad naturalmente que esto implica una serie de creencias las cuales no son compatibles ni con el hombre ni con la realidad, incluso ni para ellos pero como viven en clases muy opulentas son capaces de lidiar con las consecuencias de sus ideas paliando las consecuencias que tienen con el dinero que ganan ya sea en viajes, las infusiones narcisistas que provienen del reconocimiento que reciben (siendo principalmente la búsqueda de esto la fuerza motriz para promocionar estas ideas mismas que encubren con un supuesto oropel de “búsqueda de la verdad” o de “mucha ciencia” creyendo que la ciencia es citar y citar como si los journals fueran criterios de verdad), consumismo y una “vida ligera” o una vida de espectáculos homóloga a la acusada por Debord; natural que pueda sobrellevar el que pregone que la vida es miserable y que no vale nada si tengo 1M en el banco y me puedo ir cuando quiera a Dubai, pero justamente como menta Henderson este tipo de ideas se caracteriza por conferirle un estatus a sujetos, derivan en no tener o tener nimias consecuencias para ellos pero quienes las terminan pagando y muy caro suelen ser los trabajadores y las clases pobres los cuales al no poder permitirse la vida de espectáculo, la vida de consumo que ese tipo de estafadores como Miguel Ángel Castro Merino profesan, tienen que vivir con lo que de hecho implicarían tales ideas cuando si me “siento mal” no me puedo ir a la playa o comprarme cualquier capricho: vender la idea de que la vida no vale nada no es otra cosa que una creencia de estatus para justificar por parte de las clases acomodadas y extremadamente acomodadas su vida bohemia, narcisista y concupiscente a la par de que la misantropía que siempre está presente en ellas la armamentizan contra las clases que no pueden vivir con tales ideas para de esa forma convertir su vida en un infierno –tornando sus ideas en una profesía auto-cumplida a guisa de ser periodismo gonzo- hacerlos caer en toda clase de vicios en los cuales ellos participan como el consumo de drogas, orgías y quién sabe qué otros actos de ocultismo que como bien mentó Aldous Huxley esta última cuestión se convirtió en el último asidero de “estatus” que tienen las clases altas para poder distinguirse de “los otros” ya que incluso el dinero y las cosas ya no bastan sino que lo que ahora es el “estatus” es el poder de causar miseria sobre los pobres, así que la proliferación de este tipo de ideas como las pregonadas por la serpiente que vende su aceíte que es Merino no son sino otra forma de manifestar “estatus” por parte de las clases altas: consiguen justificar todos sus vicios y al imputárselos a los otros, como estos no tienen dinero, terminan arruinando sus vidas y de esa forma son progresivamente sacados de este mundo para cumplir los sueños sadistas y enfermizos de búsqueda de estatus que la clase acomodada tiene: no por nada la filosofía desde la modernidad ha lanzado a este mundo a un progresivo proceso de lo que solo puede ser llamado una “suicidación” derivado de que no se mira en el que no es lambiscón para conmigo otra cosa que un enemigo que ni digno de ser llamado humano es por lo tanto profesamos ideas que vayan conforme con lo que creo que es la realidad: y todo el que no las siga merece morir, pero al mismo tiempo como los filósofos modernistas vive cada uno más lejos de las masas a las cuales supuestamente les habla ya sea por la lengua arcana, porque su sistema de pensamiento le ha sacado el cerebro por completo, porque viven cual ricos pretendiendo que la idiosincrasia de los mismos compete o siquiera es posible de generalizarse o directamente por la locura inherente a todo filósofo, de una u otra forma el filósofo modernista vive pregonando cosas de las cuales no se hará responsable jamás porque vive en una opulencia que le permite “salirse por la tangente” ante cualquier problema a la par de que las mismas las usa para “lavarse las manos” de cualquier problema y al mismo tiempo para expresar la proterva y profunda misantropía que tiene como substrato todo el modernismo –y entre más humanista peor el asunto-. Así que no debe de sorprendernos en estos tiempos la proliferación tanto por un lado como por el otro de este tipo de ideas: somos víctimas de los filósofos pero no hay víctima que no participe de una u otra forma de su estatuto como tal, por lo cual el replicar este tipo de ideas que solo sirve para manipular a las masas no hace sino merecida la miseria que acarrean, porque sí: alguien debería de recordarle al Sr.Merino que no es solo con esa pánfila esperanza de gente como Segarra con la cual se puede manipular a las personas sino al mismo tiempo con su opuesto antipódico: si uno vende esperanza también podemos vender catástrofe, pero la diferencia entre el uno y el otro es que uno lo tendrá haciendo estulticias inocentes mientras que con las ideas de gente como Merino uno va a lanzar su vida a una miseria de hedonismo salvajista como la que sus huestes de pusilánimes tienen y pregonan en la medida que como bien acusólos Benjamín Benavides: quieren un paraíso en la tierra hecho a su imagen y semejanza, entonces: ¿cómo esta vida no será miserable si uno se despierta sabiendo que gente como estas no están siendo perseguidas sino todo lo contrario? Decir que tener hijos no vale nada implica clamar que todo el orden de la realidad que se substrata para darle sustento no tiene valor alguno, y peor aún: que nada del hombre vale algo salvo para vivir en la esquizofrenia pederástica de gente como Camus o y en especial Sartre, no me parece que para gente que se clama muy “de ciencia” como él o sus huestes terminen por un lado demandando una objetividad atroz para con una cosa para luego defender que el único asidero vital del hombre es vivir en una esquizofrenia perenne auto-inducida homóloga a la frase de Camus “hay que imaginar a Sísifo feliz” traducido: tenemos que engañarnos y pensar que es feliz cuando sabemos todos que no lo es para que luego tengan cara de clamar y criticar la sociedad del espectáculo que propaga ese espíritu que claman que es el capitalismo cuando ellos defienden justamente eso a conveniencia; ¿qué es pues la historia de la modernidad sino la historia de las creencias de estatus y los genocidios y miseria que ellas producen, pues?
La vida es miserable solo porque nosotros la hacemos como tal, y estas bestias que pretenden que no tenemos dignidad es porque ellos la pierden todos los días a puerta cerrada dentro de la vorágine de animalidad en la cual viven, creen estos que todo es miserable porque están llenos de bazofia y la quieren lanzar a todos para exhibirla con orgullo como los cobardes que son, hablando de una cosa para luego hacer otra completamente distinta porque no tienen ni testa ni tesón para siquiera ser coherentes nadie nunca nos dijo que a esta vida hemos venido a disfrutar de algo: a esta vida se vino a luchar por ser Redentores en la medida que pagamos y pagaremos hasta redimirnos por nuestros errores, no vinimos a sonreír sino a pelear y en tanto que la carga que a nuestra vida se nos ha comandado sea homóloga a la de una guerra, ella pues no nos rebaja ni un ápice de dignidad puesto que mientras ejerzamos la Voluntad de Dios con nuestros actos: nada pues que habrá motivos para llorar por la carga de esta vida puesto que deberemos de regocijarnos ante la belleza de este mundo, un mundo que es demasiado cruel pero completamente hermoso.

